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martes, 13 de octubre de 2015

SEGUNDO DE BACHILLERATO

DCD: CONOCER SOBRE LA ESPIRITUALIDAD DEL PERÍODO ABORIGEN DESDE LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRINCIPALES RITOS RELIGIOSOS, COSTUMBRES FUNERARIAS Y UBICACIÓN DE LOS CENTROS CEREMONIALES

LA ESPIRITUALIDAD DEL PERÍODO ABORIGEN
La preocupación de las comunidades aborigenes por el destino de sus difuntos se reflejan en la existencia de cementerios organizados, situados junto a los poblados - base y usados por largo tiempo.  Algunos de estos enterramientos estaban acompañados de ofrendas funerarias compuestas especialmente de pequeños guijarros, objetos de concha y hachas de piedra pulida.
Hace 4000-600 a.C. para la sociedad andina de entonces, las conchas marinas constituían un material muy valioso y de un enorme significado.  Los grandes caracoles marinos servían como trompetas, utilizadas en ceremonias religiosas.  Se les consideraba símbolos importantes de fertilidad masculina y servían de ofrendas a los dioses.  Otras conchas eran apreciadas por su brillo y color, y con ellas se elaboraban ornamentos personales muy codiciados y diversos objetos de culto.  Por sobre todas era estimada la concha de una ostra erspinosa de la especie spondylus princeps (mullo, en quichua).  Su bello color rojo sangre, su brillo y su forma particular, acaso permitia una identificación con un vulva, por lo que eraconsiderada como elemento propiciador de la fertilidad, de la lluvia y del agua de riego y de la reproducción de los seres humanos, los animales y las plantas.  Por su gran valor simbólico, se la creía el alimento preferido de los dioses e irremplazable como ofrenda en los lugares de culto.  Los hombres, a imitación de las divinidades, gustaban adornarse con objetos manufacturados con ese material.  Todas esas características permitieron que esta concha no solo sea imprtante mercancía comercial sino medida de valor y medio de acumulación de riqueza.
Hacia 300 a.C., se establecieron grandes centros ceremoniales, conformado por multitud de tolas o pirámides de tierra, sobre las que se levantaban "templos" o edificios de culto.  A estos lugares concurrían grandes multitudes a adorar a los dioses, a enterrar a sus muertos, a aprticipar en ceremonias religiosas colectivas.  Constituían, además, centros de producción de objetos de adorno, tanto para su uso ceremonial como funerario, todo con un marcado carácter de símbolo de ñposición social y poderío económico.  Con este fin, se trabajan diversos metales como el oro, la plata, el platino y el cobre, y se realizaban una serie de aleaciones con técnicas de enriquecimiento.  En ceremonial o los recipientes de empleo doméstico, se producían representaciones artísticas de personas, animales, frutos y seres místicos.  Algunas de estas últimas, genralmente de gran tamaño, eran utilizadas como imágenes de culto, pero la mayoría de las figuras servían como señales de un beneficio solicitado y a menudo recibido de una divinidad.  En muchos casos, estos objetos han llegado a nosotros como parte del ajuar que acompañaba a los difuntos.  También hay que destacar la representación plástica de individuos cubiertos con una indumentaria ceremonial profusamente adornada que parecería reflejar su elevada posición y riqueza, lo que es especialmente significativo en las culturas Bahía y Jama Coaque.