DCD Caracterizar
el mercantilismo y la formación del capitalismo a
partir de un análisis del proceso y de las condiciones socioeconómicas que lo
forjaron.
MERCANTILISMO
Se denomina mercantilismo
a un conjunto de ideas políticas o ideas económicas de gran pragmatismo que se desarrollaron durante
los siglos XVI, XVII y la primera mitad del siglo XVIII en Europa. Se caracterizó por una fuerte intervención del Estado en la
economía, coincidente con el
desarrollo del Absolutismo
monárquico.
Consistió en una serie de
medidas que se centraron en tres ámbitos: las relaciones entre el poder
político y la actividad económica; la intervención del Estado en esta última; y
el control de la moneda. Así, tendieron a la regulación estatal de la economía,
la unificación del mercado interno, el crecimiento poblacional, el aumento de
la producción propia -controlando recursos naturales y mercados, protegiendo la producción
local de la competencia extranjera, subsidiando empresas privadas y creando monopolios privilegiados-, la imposición de aranceles a los
productos extranjeros y el incremento de la oferta monetaria -mediante la prohibición de
exportar metales preciosos y la acuñación inflacionaria-, siempre con vistas a
la multiplicación de los ingresos fiscales. Estas actuaciones tuvieron como
finalidad última la formación de Estados-nación lo más fuertes posible.
El mercantilismo entró en
crisis a finales del siglo XVIII y prácticamente desapareció
para mediados del XIX, ante la aparición de las nuevas teorías fisiócratas y liberales, las cuales ayudaron a Europa
a recuperarse de la profunda
crisis del siglo XVII y las catastróficas Guerras Revolucionarias Francesas.
Se denomina neomercantilismo
a la periódica resurrección de estas prácticas e ideas.
Las ideas mercantilistas
El pensamiento mercantilista se puede sintetizar a través de las nueve reglas de Von Hornick:20- Que cada pulgada del suelo de un país se utilice para la agricultura, la minería o las manufacturas.
- Que todas las materias primas que se encuentren en un país se utilicen en las manufacturas nacionales, porque los bienes acabados tienen un valor mayor que las materias primas
- Que se fomente una población grande y trabajadora.
- Que se prohíban todas las exportaciones de oro y plata y que todo el dinero nacional se mantenga en circulación.
- Que se obstaculicen tanto cuanto sea posible todas las importaciones de bienes extranjeros
- Que donde sean indispensables determinadas importaciones deban obtenerse de primera mano, a cambio de otros bienes nacionales, y no de oro y plata.
- Que en la medida que sea posible las importaciones se limiten a las primeras materias que puedan acabarse en el país.
- Que se busquen constantemente las oportunidades para vender el excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, en la medida necesaria, a cambio de oro y plata.
- Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan existen de modo suficiente y adecuado en el país.
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SISTEMA CAPITALISTA
Capitalismo
Sistema
económico en el que los individuos privados y las empresas de negocios llevan a
cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante complejas
transacciones en las que intervienen los precios y los mercados.
Aunque
tiene sus orígenes en la antigüedad, el desarrollo del capitalismo es un
fenómeno europeo; fue evolucionando en distintas etapas, hasta considerarse
establecido en la segunda mitad del siglo XIX.
El
término kapitalism fue acuñado a mediados del siglo XIX por el
economista alemán Karl Marx. Otras expresiones sinónimas de capitalismo son
sistema de libre empresa y economía de mercado, que se utilizan para referirse
a aquellos sistemas socioeconómicos no comunistas.
Algunas
veces se utiliza el término economía mixta para describir el sistema
capitalista con intervención del sector público que predomina en casi todas las
economías de los países industrializados.
Se puede
decir que, de existir un fundador del sistema capitalista, éste es el filósofo
escocés Adam Smith, que fue el primero en describir los principios económicos
básicos que definen al capitalismo.
En su
obra clásica Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las
naciones (1776), Smith intentó demostrar que era posible buscar la ganancia
personal de forma que no sólo se pudiera alcanzar el objetivo individual sino
también la mejora de la sociedad.
Los
intereses sociales radican en lograr el máximo nivel de producción de los
bienes que la gente desea poseer. Con una frase que se ha hecho famosa, Smith
decía que la combinación del interés personal, la propiedad y la competencia
entre vendedores en el mercado llevaría a los productores, "gracias a una
mano invisible", a alcanzar un objetivo que no habían buscado de manera
consciente: el bienestar de la sociedad.
Características
Del Capitalismo
A lo
largo de su historia, pero sobre todo durante su auge en la segunda mitad del
siglo XIX, el capitalismo tuvo una serie de características básicas. En primer
lugar, los medios de producción —tierra y capital— son de propiedad privada.
En este
contexto el capital se refiere a los edificios, la maquinaria y otras
herramientas utilizadas para producir bienes y servicios destinados al consumo.
En segundo lugar, la actividad económica aparece organizada y coordinada por la
interacción entre compradores y vendedores (o productores) que se produce en
los mercados.
En tercer
lugar, tanto los propietarios de la tierra y el capital como los trabajadores,
son libres y buscan maximizar su bienestar, por lo que intentan sacar el mayor
partido posible de sus recursos y del trabajo que utilizan para producir; los
consumidores pueden gastar como y cuando quieran sus ingresos para obtener la
mayor satisfacción posible. Este principio, que se denomina soberanía del
consumidor, refleja que, en un sistema capitalista, los productores se verán
obligados.
Debido a
la competencia, a utilizar sus recursos de forma que puedan satisfacer la
demanda de los consumidores; el interés personal y la búsqueda de beneficios
les lleva a seguir esta estrategia.
En cuarto
lugar, bajo el sistema capitalista el control del sector privado por parte del
sector público debe ser mínimo; se considera que si existe competencia, la
actividad económica se controlará a sí misma; la actividad del gobierno sólo es
necesaria para gestionar la defensa nacional, hacer respetar la propiedad
privada y garantizar el cumplimiento de los contratos. Esta visión decimonónica
del papel del Estado en el sistema capitalista ha cambiado mucho durante el
siglo XX.
Orígenes
Tanto los
mercaderes como el comercio existen desde que existe la civilización, pero el
capitalismo como sistema económico no apareció hasta el siglo XIII en Europa
sustituyendo al feudalismo. Según Adam Smith, los seres humanos siempre han
tenido una fuerte tendencia a "realizar trueques, cambios e intercambios
de unas cosas por otras".
Este
impulso natural hacia el comercio y el intercambio fue acentuado y fomentado
por las Cruzadas que se organizaron en Europa occidental desde el siglo XI
hasta el siglo XIII.
Las
grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas
tendencias y fomentaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del
Nuevo Mundo y la entrada en Europa de ingentes cantidades de metales preciosos
provenientes de aquellas tierras.
El orden
económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que
predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal
consistía en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la
producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo lugar en
el siglo XIX. Sin embargo, ya antes del inicio de la industrialización había
aparecido una de las figuras más características del capitalismo, el
empresario, que es, según Schumpeter, el individuo que asume riesgos
económicos. Un elemento clave del capitalismo es la iniciación de una actividad
con el fin de obtener beneficios en el futuro; puesto que éste es desconocido,
tanto la posibilidad de obtener ganancias como el riesgo de incurrir en
pérdidas son dos resultados posibles, por lo que el papel del empresario
consiste en asumir el riesgo de tener pérdidas.
El camino
hacia el capitalismo a partir del siglo XIII fue allanado gracias a la
filosofía del renacimiento y de la Reforma. Estos movimientos cambiaron de
forma drástica la sociedad, facilitando la aparición de los modernos Estados
nacionales que proporcionaron las condiciones necesarias para el crecimiento y
desarrollo del capitalismo. Este crecimiento fue posible gracias a la
acumulación del excedente económico que generaba el empresario privado y a la
reinversión de este excedente para generar mayor crecimiento.
Mercantilismo
Desde el
siglo XV hasta el siglo XVIII, cuando aparecieron los modernos Estados
nacionales, el capitalismo no sólo tenía una faceta comercial, sino que también
dio lugar a una nueva forma de comerciar, denominada mercantilismo. Esta línea
de pensamiento económico, este nuevo capitalismo, alcanzó su máximo desarrollo
en Inglaterra y Francia.
El
sistema mercantilista se basaba en la propiedad privada y en la utilización de
los mercados como forma de organizar la actividad económica.
A
diferencia del capitalismo de Adam Smith, el objetivo fundamental del
mercantilismo consistía en maximizar el interés del Estado soberano, y no el de
los propietarios de los recursos económicos fortaleciendo así la estructura del
naciente Estado nacional. Con este fin, el gobierno ejercía un control de la
producción, del comercio y del consumo.
La
principal característica del mercantilismo era la preocupación por acumular
riqueza nacional, materializándose ésta en las reservas de oro y plata que
tuviera un Estado. Dado que los países no tenían grandes reservas naturales de
estos metales preciosos, la única forma de acumularlos era a través del comercio.
Esto suponía favorecer una balanza comercial positiva o, lo que es lo mismo,
que las exportaciones superaran en volumen y valor a las importaciones, ya que
los pagos internacionales se realizaban con oro y plata. Los Estados
mercantilistas intentaban mantener salarios bajos para desincentivar las
importaciones, fomentar las exportaciones y aumentar la entrada de oro.
Más
tarde, algunos teóricos de la economía como David Hume comprendieron que la
riqueza de una nación no se asentaba en la cantidad de metales preciosos que
tuviese almacenada, sino en su capacidad productiva.
Se dieron
cuenta que la entrada de oro y plata elevaría el nivel de actividad económica,
lo que permitiría a los Estados aumentar su recaudación impositiva, pero
también supondría un aumento del dinero en circulación, y por tanto mayor
inflación, lo que reduciría su capacidad exportadora y haría más baratas las
importaciones por lo que, al final del proceso, saldrían metales preciosos del
país. Sin embargo, pocos gobiernos mercantilistas comprendieron la importancia
de este mecanismo.
Inicios
Del Capitalismo Moderno
Dos
acontecimientos propiciaron la aparición del capitalismo moderno; los dos se
produjeron durante la segunda mitad del siglo XVIII. El primero fue la
aparición en Francia de los fisiócratas desde mediados de este siglo; el
segundo fue la publicación de las ideas de Adam Smith sobre la teoría y
práctica del mercantilismo.
Los
fisiócratas
El
término fisiocracia se aplica a una escuela de pensamiento económico que
sugería que en economía existía un orden natural que no requiere la
intervención del Estado para mejorar las condiciones de vida de las personas.
La figura
más destacada de la fisiocracia fue el economista francés François Quesnay, que
definió los principios básicos de esta escuela de pensamiento en Tableau
économique (Cuadro económico, 1758), un diagrama en el que explicaba
los flujos de dinero y de bienes que constituyen el núcleo básico de una
economía. Simplificando, los fisiócratas pensaban que estos flujos eran
circulares y se retroalimentaban. Sin embargo la idea más importante de los
fisiócratas era su división de la sociedad en tres clases: una clase productiva
formada por los agricultores, los pescadores y los mineros, que constituían el
50% de la población; la clase propietaria, o clase estéril, formada por los
terratenientes, que representaban la cuarta parte, y los artesanos, que
constituían el resto.
La
importancia del Tableau de Quesnay radicaba en su idea de que sólo la
clase agrícola era capaz de producir un excedente económico, o producto neto.
El Estado podía utilizar este excedente para aumentar el flujo de bienes y de
dinero o podía cobrar impuestos para financiar sus gastos. El resto de las
actividades, como las manufacturas, eran consideradas estériles porque no
creaban riqueza sino que sólo transformaban los productos de la clase
productiva. (El confucianismo ortodoxo chino tenía principios parecidos a estas
ideas). Este principio fisiocrático era contrario a las ideas mercantilistas.
Si la
industria no crea riqueza, es inútil que el Estado intente aumentar la riqueza
de la sociedad dirigiendo y regulando la actividad económica.
La
doctrina de Adam Smith
Las ideas
de Adam Smith no sólo fueron un tratado sistemático de economía; fueron un
ataque frontal a la doctrina mercantilista. Al igual que los fisiócratas, Smith
intentaba demostrar la existencia de un orden económico natural, que
funcionaría con más eficacia cuanto menos interviniese el Estado. Sin embargo,
a diferencia de aquéllos, Smith no pensaba que la industria no fuera
productiva, o que el sector agrícola era el único capaz de crear un excedente
económico; por el contrario, consideraba que la división del trabajo y la
ampliación de los mercados abrían posibilidades ilimitadas para que la sociedad
aumentara su riqueza y su bienestar mediante la producción especializada y el
comercio entre las naciones.
Así pues,
tanto los fisiócratas como Smith ayudaron a extender las ideas de que los
poderes económicos de los Estados debían ser reducidos y de que existía un
orden natural aplicable a la economía. Sin embargo fue Smith más que los
fisiócratas, quien abrió el camino de la industrialización y de la aparición
del capitalismo moderno en el siglo XIX.
La
Industrialización
Las ideas
de Smith y de los fisiócratas crearon la base ideológica e intelectual que
favoreció el inicio de la Revolución industrial, término que sintetiza las
transformaciones económicas y sociales que se produjeron durante el siglo XIX.
Se considera que el origen de estos cambios se produjo a finales del siglo
XVIII en Gran Bretaña.
La
característica fundamental del proceso de industrialización fue la introducción
de la mecánica y de las máquinas de vapor para reemplazar la tracción animal y
humana en la producción de bienes y servicios; esta mecanización del proceso
productivo supuso una serie de cambios fundamentales: el proceso de producción
se fue especializando y concentrando en grandes centros denominados fábricas;
los artesanos y las pequeñas tiendas del siglo XVIII no desaparecieron pero
fueron relegados como actividades marginales; surgió una nueva clase
trabajadora que no era propietaria de los medios de producción por lo que
ofrecían trabajo a cambio de un salario monetario; la aplicación de máquinas de
vapor al proceso productivo provocó un espectacular aumento de la producción
con menos costes. La consecuencia última fue el aumento del nivel de vida en
todos los países en los que se produjo este proceso a lo largo del siglo XIX.
El
desarrollo del capitalismo industrial tuvo importantes costes sociales. Al
principio, la industrialización se caracterizó por las inhumanas condiciones de
trabajo de la clase trabajadora. La explotación infantil, las jornadas
laborales de 16 y 18 horas, y la insalubridad y peligrosidad de las fábricas
eran circunstancias comunes. Estas condiciones llevaron a que surgieran
numerosos críticos del sistema que defendían distintos sistemas de propiedad
comunitaria o socializado; son los llamados socialistas utópicos. Sin embargo,
el primero en desarrollar una teoría coherente fue Karl Marx, que pasó la mayor
parte de su vida en Inglaterra, país precursor del proceso de
industrialización, y autor de Das Kapital (El capital, 3
volúmenes, 1867-1894). La obra de Marx, base intelectual de los sistemas comunistas
que predominaron en la antigua Unión Soviética, atacaba el principio
fundamental del capitalismo: la propiedad privada de los medios de producción.
Marx pensaba que la tierra y el capital debían pertenecer a la comunidad y que
los productos del sistema debían distribuirse en función de las distintas
necesidades.
Con el
capitalismo aparecieron los ciclos económicos: periodos de expansión y
prosperidad seguidos de recesiones y depresiones económicas que se caracterizan
por la discriminación de la actividad productiva y el aumento del desempleo.
Los
economistas clásicos que siguieron las ideas de Adam Smith no podían explicar
estos altibajos de la actividad económica y consideraban que era el precio
inevitable que había que pagar por el progreso que permitía el desarrollo
capitalista. Las críticas marxistas y las frecuentes depresiones económicas que
se sucedían en los principales países capitalistas ayudaron a la creación de
movimientos sindicales que luchaban para lograr aumentos salariales, disminución
de la jornada laboral y mejores condiciones laborales.
A finales
del siglo XIX, sobre todo en Estados Unidos, empezaron a aparecer grandes
corporaciones de responsabilidad limitada que tenían un enorme poder
financiero. La tendencia hacia el control corporativo del proceso productivo
llevó a la creación de acuerdos entre empresas, monopolios o trusts que
permitían el control de toda una industria.
Las
restricciones al comercio que suponían estas asociaciones entre grandes
corporaciones provocó la aparición, por primera vez en Estados Unidos, y más
tarde en todos los demás países capitalistas, de una legislación antitrusts,
que intentaba impedir la formación de trusts que formalizaran monopolios e
impidieran la competencia en las industrias y en el comercio.
Las leyes
antitrusts no consiguieron restablecer la competencia perfecta
caracterizada por muchos pequeños productores con la que soñaba Adam Smith,
pero impidió la creación de grandes monopolios que limitaran el libre comercio.
A pesar
de estas dificultades iniciales, el capitalismo siguió creciendo y prosperando
casi sin restricciones a lo largo del siglo XIX. Logró hacerlo así porque
demostró una enorme capacidad para crear riqueza y para mejorar el nivel de
vida de casi toda la población. A finales del siglo XIX, el capitalismo era el
principal sistema socioeconómico mundial.
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